Los días pesan;
las pesadillas más. Lía quiere ser fuerte. A veces, lo consigue.
Ahora corre
todos los días, hasta que las piernas se doblan y da contra el suelo. La lengua
pegada al paladar y el flequillo a las cejas. Se levanta tan
temprano. Con la sonrisa bien alta. Un esfuerzo que duele sobre las clavículas.
Respira el aire
espeso y hay momentos que se hunde. Pero no se ahoga. Su hermana está ahí y la agarra
fuerte de las costillas. Un abrazo que desterra todos los miedos.
No te vas a
desvanecer. Si te caes, yo te cojo.
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