Drabble 21: Nota

viernes, 31 de mayo de 2013

| | | 0 comentarios

– 6,25.
– ¿Sí?
– ¿Qué le darías tú?
– Un ocho. ¡Es Van Damme!

La risa cantarina se deshizo contra su mejilla cuando Clém le echó los brazos al cuello y lo besó allí. A años luz.

– Sim, déjame los chicos a mí, que de esto entiendo. ¡Y aliméntame! – terminó en tono imperioso, acompañado de un mordisquito en el hombro, antes de apartarse.

El abuelo los miraba desde el sofá, agitando la cabeza, ayudando a su nieto pequeño a terminar las cuentas porque la francesita se había rendido.

Retirarse a tiempo. Ya podía tomar nota Simon. Antes de que el daño fuera irreparable. 

Sí que te la hizo buena

| | | 3 comentarios

Cálidos y tan lentos y suaves, los besos. Como lentas se rozaban las caderas, juguetonas pero sin pasión real detrás. Las manos de él llevaban todo el tiempo aferradas a las costillas de ella, justo debajo del pecho. Como náufrago a una tabla.

– No está funcionando esto, ¿verdad?
– Lo siento.
– Wordsworth, por favor. – El tono de broma contenía ternura más que otra cosa. – Podría sentirme rechazada, si no estuviera tan terriblemente buena.
– Más buena de lo que mi cama y yo nos merecemos. – Asintió gravemente, con los ojos sinceros y los labios enrojecidos curvados en una pequeña sonrisa.
– Sí que te la hizo buena, ¿eh? – comentó muy bajito, con cuidado, después de un silencio contemplativo. Le apartó el flequillo de la frente para plantar un último beso en ella. – Cain.

Dejó la posición dominante sobre él para acomodarse en su pecho, plegándose contra su costado. El silencio estaba cargado con el ruidoso tragar de saliva de su amigo, quien clavaba los ojos en el techo como si le fuera la vida en ello.

– Está bien, ¿sabes? Si quieres hablar de él o echarle de menos o…

O llorar.

Con todo lo que lo había visto llorar en lo poco que hacía que se conocían, se le hacía extraño lo enquistada que tenía esa pena. Tan secreta, como una gran vergüenza. Suponía que lo era: ella tampoco lloraría o echaría de menos a alguien que no llorase por ella o que, si la echase de menos, lo mínimo que podía hacer era llamar.

– O no, va. Que tampoco hace falta. Pero eso, si quieres contar con mis fabulosos consejos o unos bellos pechos sobre los que llorar, sabes que estoy aquí. – Sintió su risita contra la mejilla más que la oyó y sonrió a su vez. – Lo sabes, ¿no, Hen?  
– Lo sé. – contestó con seguridad, después de apretarla contra sí. Luego, como si aferrarse al humor fuese la única forma de salir de aquel charco conversacional en el que ella lo había tirado a traición, comentó. – Aunque no sé yo si fiarme de tus consejos.
– Deberías, Wordsworth, que sé de lo que hablo. Respeta a tus mayores, hombre. – Le dejó salir. Ya había establecido lo que quería, de todas formas. Que le cubría las espaldas. De todas las formas en las que contaba. – Además, el primer consejo es gratis. Y ya sabes cuál va a ser. – gruñó una queja casi antes de que ella terminase de canturrearle la última frase. – No seas así. Tómate el café, flirtea un rato con un chico guapo al que le gustas, diviértete. No está prohibido. Y ya va siendo hora. Que se te va a freír el cerebro de tanto estudiar, rubio.

Eso le arrancó otra risita sin fuerzas y debió de recordarle algo que le llevó a mostrarle una ilusión. Sus susurros bajos y carismáticos – como nunca lo era su voz cuando no estaba narrando – los acunaron hasta que cayeron rendidos. No era el cansancio que había planeado ella en un principio pero era casi mejor.

Sí, era mejor.

Drabble 93: Meteorología

lunes, 27 de mayo de 2013

| | | 0 comentarios

Es rara, la meteorología biológica. Por qué no puedo parar de llorar cuando me estalla la satisfacción en los costados y siento la calidez de su aliento y la protección de su pecho contra mi espalda.

La piel convertida en gravilla helada por el cosquilleo de la excitación y ahí - sí, justo ahí - el trueno de un gemido somnoliento que me dice que está conmigo aunque tan lejos entre sueños.

Vadeo la tormenta. En el mundo de la vigilia, antes de la inyección de cafeína que me llevará por el día. A esto se referían. Felicidad.

Me gusta.

Drabble 22: Chocolate

domingo, 5 de mayo de 2013

| | | 0 comentarios

– La primera vez… me tumbó sobre el suelo de madera de su habitación y me cubrió de miel, lamiendo cada gota de mi piel después. – Rió, con los ojos brillantes pero sin derramar ni una lágrima. Estaba tan lejos de allí. – No hacía más que retorcerme y, mientras pude hablar, decirle que era una guarrería y que lo iba a matar...


– Estás borracha.
– También es cierto. – Se dejó caer, desparramando su cuerpo sobre el sofá en ángulos descosidos unos de otros. – De chocolate. Le dije que era de chocolate, con esos ojos.

También era cierto. Y qué más daba ya.


Drabble 29: Sueño

| | | 0 comentarios


- Era tu sueño.
- Déjame, los sueños son para los novatos.
- Dice la "adulta" citando Hércules. - Puso tanto énfasis en adulta que podía haberse hecho una contractura en el sarcasmo.

Y bien merecido se lo tendría, el muy imbécil.

- Ah, ¿sí? Pues la cabra tenía razón. Dime, ¿qué he conseguido soñando? ¡¿Adónde narices me han llevado mis sueños de mierda?!
- ¿Ahora mismo? Te han llevado aquí. - Sonrió solo un poquito. - Conmigo.

¿Creía que iba a caer en un truco tan sucio y dejar de discutir?

Pues tenía toda la razón, el maldito manipulador.

Drabble 3: Amortiguar

| | | 0 comentarios





Los días pesan; las pesadillas más. Lía quiere ser fuerte. A veces, lo consigue. 

Ahora corre todos los días, hasta que las piernas se doblan y da contra el suelo. La lengua pegada al paladar y el flequillo a las cejas. Se levanta tan temprano. Con la sonrisa bien alta. Un esfuerzo que duele sobre las clavículas.

Respira el aire espeso y hay momentos que se hunde. Pero no se ahoga. Su hermana está ahí y la agarra fuerte de las costillas. Un abrazo que desterra todos los miedos.

No te vas a desvanecer. Si te caes, yo te cojo.